lunes, 31 de agosto de 2015

HERMOSO CORAZON

Un hombre joven se situó en el centro de un poblado y proclamó que poseía el corazón mas
hermoso de toda la comarca. Una gran multitud se congregó a su alrededor: todos
confirmaron, admirados, que ese corazón era perfecto, pues no se observaban en él
manchas ni rasguños; coincidieron en que era el corazón más hermoso que hubieran visto.
Al saberse admirado, el joven se sintió más orgulloso aún, y con mayor convicción afirmó
que el suyo era el corazón más hermoso de todo el lugar. De pronto un anciano salió de la
multitud y le habló:
-¿Por qué dices eso? Tu corazón no es tan hermoso como el mío.
Con sorpresa, la multitud y el joven miraron el corazón del viejo y vieron que, si bien latía
vigorosamente, estaba cubierto de cicatrices, incluso había agujeros y zonas donde faltaban
trozos que habían sido reemplazados por otros que no correspondían, pues se veían los
bordes disparejos. El joven se echó a reír.
-Debes estar bromeando -dijo-. Comparar tu corazón con el mío... El mío es perfecto. En
cambio, el tuyo es un montón de cicatrices y dolor.
-Es cierto -replicó el anciano-: tu corazón luce perfecto, pero yo jamás me comprometería
contigo. Mira, cada cicatriz representa una persona a la cual entregué todo mi amor. Me
arranqué trozos del corazón para dárselos a cada uno de aquellos a quienes he amado.
Muchos, a su vez, me han obsequiado trozos del suyo, que he puesto en el lugar que quedó
abierto. Como las piezas no eran iguales, se ven estos bordes disparejos, de los cuales me
alegro porque me recuerdan el amor que he compartido. También hubo oportunidades en
las cuales entregué un trozo de mi corazón a alguien, pero esa persona no me ofreció nada a
cambio: entonces ahí quedaron estos vacíos. A pesar del dolor que las heridas me producen,
me recuerdan que sigo amando a esas personas y alimentan la esperanza de que algún día
tal vez regresen y llenen el vacío que han dejado. ¿Comprendes ahora lo que es
verdaderamente hermoso? -remató el anciano.
El joven permaneció en silencio, pero lágrimas corrían por sus mejillas. Se acercó al
anciano se arrancó un trozo del corazón y se lo ofreció. El anciano lo recibió y lo puso en
su corazón, le quitó un trozo y con él tapó la herida abierta del joven. La pieza se amoldó,
pero no a la perfección: se notaban los bordes.
El joven miró su corazón, que ya no era perfecto pero lucía mucho más hermoso que antes,
porque el amor fluía en su interior.
Y su corazón, ¿cómo es?

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